jueves, 12 de abril de 2007

TUMBA KV 55






Introducción

Hay una tumba en el Valle de los Reyes, descubierta hace casi cien años, que ha dejado indiferentes a muy pocos, y que supone uno de los mayores enigmas de la egiptología actual, generando teorías muy variadas entre los expertos, que han de trabajar con la poca información de que en este caso disponen.



La tumba, es conocida como la KV 55 -siglas de su lugar de ubicación, seguidas del número de orden en que fue encontrada- y pese a ser un hipogeo menor, sin ningún valor arquitectónico o artístico, y haber aparecido prácticamente desierta de tesoros o información útil para aclarar algunos capítulos de la historia, supone uno de los mayores quebraderos de cabeza para muchos arqueólogos, ya que en ella confluyen varias circunstancias que la hacen única, como el hecho de que fuera encontrada por Davis, un excavador ávido de tesoros que llevó a cabo una poco ortodoxa labor de arqueología, que los sellos de la puerta demostraran que había vuelto a cerrarse por los guardianes de la necrópolis en la antigüedad, que su interior hubiera sido rellenado con cascotes, o que dentro de ella aparecieran objetos de varios personajes reales de la XVIII Dinastía, junto a un ataúd real al que se le había borrado cualquier inscripción que pudiera dar alguna pista sobre la identidad de la momia en él contenida. Sobre esta tumba se ha escrito mucho, desde diferentes perspectivas, y aportando diversas teorías, casi todas difíciles de demostrar científicamente como las auténticas debido al pésimo estado de conservación de algunos elementos claves encerrados en el interior de la tumba y a la minuciosa labor que se hizo en la antigüedad misma para borrar cualquier pista que pudiera conducir a lo que realmente ocurrió dentro de ella. Nosotros haremos un repaso a las circunstancias en que se descubrió este hipogeo, e intentaremos mostrar los hechos tal como fueron, dejando que cada uno luego saque sus propias conclusiones...La tumba, es conocida como la KV 55 -siglas de su lugar de ubicación, seguidas del número de orden en que fue encontrada- y pese a ser un hipogeo menor, sin ningún valor arquitectónico o artístico, y haber aparecido prácticamente desierta de tesoros o información útil para aclarar algunos capítulos de la historia, supone uno de los mayores quebraderos de cabeza para muchos arqueólogos, ya que en ella confluyen varias circunstancias que la hacen única, como el hecho de que fuera encontrada por Davis, un excavador ávido de tesoros que llevó a cabo una poco ortodoxa labor de arqueología, que los sellos de la puerta demostraran que había vuelto a cerrarse por los guardianes de la necrópolis en la antigüedad, que su interior hubiera sido rellenado con cascotes, o que dentro de ella aparecieran objetos de varios personajes reales de la XVIII Dinastía, junto a un ataúd real al que se le había borrado cualquier inscripción que pudiera dar alguna pista sobre la identidad de la momia en él contenida. Sobre esta tumba se ha escrito mucho, desde diferentes perspectivas, y aportando diversas teorías, casi todas difíciles de demostrar científicamente como las auténticas debido al pésimo estado de conservación de algunos elementos claves encerrados en el interior de la tumba y a la minuciosa labor que se hizo en la antigüedad misma para borrar cualquier pista que pudiera conducir a lo que realmente ocurrió dentro de ella. Nosotros haremos un repaso a las circunstancias en que se descubrió este hipogeo, e intentaremos mostrar los hechos tal como fueron, dejando que cada uno luego saque sus propias conclusiones...La tumba, es conocida como la KV 55 -siglas de su lugar de ubicación, seguidas del número de orden en que fue encontrada- y pese a ser un hipogeo menor, sin ningún valor arquitectónico o artístico, y haber aparecido prácticamente desierta de tesoros o información útil para aclarar algunos capítulos de la historia, supone uno de los mayores quebraderos de cabeza para muchos arqueólogos, ya que en ella confluyen varias circunstancias que la hacen única, como el hecho de que fuera encontrada por Davis, un excavador ávido de tesoros que llevó a cabo una poco ortodoxa labor de arqueología, que los sellos de la puerta demostraran que había vuelto a cerrarse por los guardianes de la necrópolis en la antigüedad, que su interior hubiera sido rellenado con cascotes, o que dentro de ella aparecieran objetos de varios personajes reales de la XVIII Dinastía, junto a un ataúd real al que se le había borrado cualquier inscripción que pudiera dar alguna pista sobre la identidad de la momia en él contenida. Sobre esta tumba se ha escrito mucho, desde diferentes perspectivas, y aportando diversas teorías, casi todas difíciles de demostrar científicamente como las auténticas debido al pésimo estado de conservación de algunos elementos claves encerrados en el interior de la tumba y a la minuciosa labor que se hizo en la antigüedad misma para borrar cualquier pista que pudiera conducir a lo que realmente ocurrió dentro de ella. Nosotros haremos un repaso a las circunstancias en que se descubrió este hipogeo, e intentaremos mostrar los hechos tal como fueron, dejando que cada uno luego saque sus propias conclusiones...La tumba, es conocida como la KV 55 -siglas de su lugar de ubicación, seguidas del número de orden en que fue encontrada- y pese a ser un hipogeo menor, sin ningún valor arquitectónico o artístico, y haber aparecido prácticamente desierta de tesoros o información útil para aclarar algunos capítulos de la historia, supone uno de los mayores quebraderos de cabeza para muchos arqueólogos, ya que en ella confluyen varias circunstancias que la hacen única, como el hecho de que fuera encontrada por Davis, un excavador ávido de tesoros que llevó a cabo una poco ortodoxa labor de arqueología, que los sellos de la puerta demostraran que había vuelto a cerrarse por los guardianes de la necrópolis en la antigüedad, que su interior hubiera sido rellenado con cascotes, o que dentro de ella aparecieran objetos de varios personajes reales de la XVIII Dinastía, junto a un ataúd real al que se le había borrado cualquier inscripción que pudiera dar alguna pista sobre la identidad de la momia en él contenida. Sobre esta tumba se ha escrito mucho, desde diferentes perspectivas, y aportando diversas teorías, casi todas difíciles de demostrar científicamente como las auténticas debido al pésimo estado de conservación de algunos elementos claves encerrados en el interior de la tumba y a la minuciosa labor que se hizo en la antigüedad misma para borrar cualquier pista que pudiera conducir a lo que realmente ocurrió dentro de ella. Nosotros haremos un repaso a las circunstancias en que se descubrió este hipogeo, e intentaremos mostrar los hechos tal como fueron, dejando que cada uno luego saque sus propias conclusiones...La tumba, es conocida como la KV 55 -siglas de su lugar de ubicación, seguidas del número de orden en que fue encontrada- y pese a ser un hipogeo menor, sin ningún valor arquitectónico o artístico, y haber aparecido prácticamente desierta de tesoros o información útil para aclarar algunos capítulos de la historia, supone uno de los mayores quebraderos de cabeza para muchos arqueólogos, ya que en ella confluyen varias circunstancias que la hacen única, como el hecho de que fuera encontrada por Davis, un excavador ávido de tesoros que llevó a cabo una poco ortodoxa labor de arqueología, que los sellos de la puerta demostraran que había vuelto a cerrarse por los guardianes de la necrópolis en la antigüedad, que su interior hubiera sido rellenado con cascotes, o que dentro de ella aparecieran objetos de varios personajes reales de la XVIII Dinastía, junto a un ataúd real al que se le había borrado cualquier inscripción que pudiera dar alguna pista sobre la identidad de la momia en él contenida. Sobre esta tumba se ha escrito mucho, desde diferentes perspectivas, y aportando diversas teorías, casi todas difíciles de demostrar científicamente como las auténticas debido al pésimo estado de conservación de algunos elementos claves encerrados en el interior de la tumba y a la minuciosa labor que se hizo en la antigüedad misma para borrar cualquier pista que pudiera conducir a lo que realmente ocurrió dentro de ella. Nosotros haremos un repaso a las circunstancias en que se descubrió este hipogeo, e intentaremos mostrar los hechos tal como fueron, dejando que cada uno luego saque sus propias conclusiones...




La tumba KV 55




Tras limpiar las escaleras, los excavadores se encontraron ante un muro y una puerta sellada con los sellos oficiales de la necrópolis, en los que aparecía un chacal recostado sobre nueve cautivos, lo cual demostraba que, por alguna circunstancia, la tumba había vuelto a sellarse bajo la supervisión de los guardianes de la necrópolis. Una vez abierta la puerta, se encontraron ante un largo corredor en pendiente, que estaba lleno de cascotes en lo que parece ser un relleno llevado a cabo en tiempos de Ramsés IX, cuando los trabajadores que llevaban a cabo la construcción del hipogeo de este faraón ubicado justo encima de la KV 55, perforaron el techo. Esto podía dar respuesta a por qué la tumba había vuelto a sellarse de manera oficial. Daba la impresión de ser un trabajo precipitado, sobre todo cuando pudieron observar sobre los cascotes una hoja de puerta y un panel de madera cubierto de oro en el que se identificaba fácilmente la imagen de la reina Tiye, tirado en el suelo, casi como si estuviera allí colocado para salvar el desnivel, y el cual, sorprendentemente no hicieron nada para preservar, de manera que se permitió que todo aquel que entrara en la tumba pasara por encima de los paneles, de modo que en poco tiempo se convirtieron en polvo, tal y como cuentan algunos testigos de la época, que relatan como podían recogerse puñados de oro en polvo. Tras avanzar por el corredor, dieron finalmente con la cámara, de discretas dimensiones, perfectamente orientada al norte, y muy dañada por el agua que se había filtrado dentro de ella durante siglos como consecuencia de las torrenciales lluvias que en ocasiones se producen en el Valle de los Reyes, y que, además, se encontraba excavada aproximadamente un metro por debajo del pasillo.En un primer vistazo de la Cámara, pudieron darse cuenta que, de nuevo, lo que estaban observando escapaba al patrón de las tumbas egipcias, ya que, los dañados muros de ésta se encontraban simplemente enyesados, sin ningún tipo de decoración en ellos, elemento imprescindible en la tradición religiosa egipcia dado que era, entre otras muchas cosas, una guía del alma del difunto hacia el mundo del Más Allá. Además, allí mismo se encontraban apilados el resto de paneles del santuario y la capilla de la reina Tiye, como si hubieran sido precipitadamente abandonados sin molestarse siquiera en montarlos. Mas allá, en la pared sur, se había creado una pequeña cámara auxiliar en la que se encontraban depositados los cuatro vasos canopes de una mujer ataviada con la típica peluca amarniense. Igualmente, se encontraron los cuatro ladrillos mágicos orientados hacia los puntos cardinales, jarras, sellos de barro y otros objetos de los que hablaremos más adelante, y un lecho fúnebre adornado con cabezas de león sobre el que había un féretro aunque, seguramente podrido por la humedad, había cedido, con lo cual el ataúd había caído al suelo, desplazándose la tapa y dejando al descubierto el cuerpo en él contenido. La imagen tuvo que ser impactante para los descubridores.En cuanto al origen de la tumba, el estudio de su plano hace pensar que inicialmente se comenzó a construir como tumba privada, aunque por circunstancias que se desconocen, acabó convertida en una tumba real, si bien la paralización en su excavación da un resultado final más cercano al modelo de las primeras que al de las tumbas de los faraones. Del plano se deduce también que sus dimensiones iniciales se habían proyectado bastante mayores, con lo cual surge una nueva incógnita, sobre la naturaleza de este hipogeo, su original destino y su uso final, en la que entran en juego aspectos como las filtraciones de agua y una grieta reparada infructuosamente en el techo, que hacen pensar que quizá hubo que desistir en su excavación por el problema del agua y quedó abandonada definitivamente hasta que fue aprovechada para llevar a cabo en ella un posterior entierro.




EL MISTERIOSO FÉRETRO




Si hay un elemento realmente intrigante dentro de la tumba, este es el féretro y la momia que en ella fueron encontrados. Como hemos señalado anteriormente, el escenario en el que Davis y Ayrton lo encontraron era ya de por si bastante anormal y a primera vista se podían apreciar varias cosas que no concordaban, a lo que habría que unir este féretro, creado en un estilo bastante inusual, y que presentaba una serie de manipulaciones, que hacen prever que sufrió una transformación y reutilización.El ataúd originalmente estaba colocado sobre un lecho fúnebre que hemos descrito más arriba, de madera y adornado con cabezas de león que había cedido por la humedad, provocando su caída al suelo y la apertura de la tapa, lo cual había dejado la momia expuesta durante siglos al aire y la humedad del hipogeo. El féretro estaba muy dañado, en parte por esta caída, y en parte también porque en una época indeterminada parte del techo cayó sobre él partiéndolo. En la parte superior, todo parecía evidenciar que la cabeza había sido añadida. El rostro correspondía al de una mujer, aunque posteriormente se había añadido la falsa barba y la cobra en la frente, símbolo de los reyes.Si hay un elemento realmente intrigante dentro de la tumba, este es el féretro y la momia que en ella fueron encontrados. Como hemos señalado anteriormente, el escenario en el que Davis y Ayrton lo encontraron era ya de por si bastante anormal y a primera vista se podían apreciar varias cosas que no concordaban, a lo que habría que unir este féretro, creado en un estilo bastante inusual, y que presentaba una serie de manipulaciones, que hacen prever que sufrió una transformación y reutilización.El ataúd originalmente estaba colocado sobre un lecho fúnebre que hemos descrito más arriba, de madera y adornado con cabezas de león que había cedido por la humedad, provocando su caída al suelo y la apertura de la tapa, lo cual había dejado la momia expuesta durante siglos al aire y la humedad del hipogeo. El féretro estaba muy dañado, en parte por esta caída, y en parte también porque en una época indeterminada parte del techo cayó sobre él partiéndolo. En la parte superior, todo parecía evidenciar que la cabeza había sido añadida. El rostro correspondía al de una mujer, aunque posteriormente se había añadido la falsa barba y la cobra en la frente, símbolo de los reyes.


La máscara de oro que cubría la cara había sido parcialmente arrancada. Pero esta no era la única irregularidad que presentaba, ya que el nombre del ocupante había sido cuidadosamente borrado para eliminar su identidad, de manera que en la parte central del féretro, donde debiera leerse el nombre del difunto, solo podía verse un rectángulo de madera del que fue cuidadosamente retirado el oro. En cuanto a la parte inferior del féretro, era de origen real, ya que era dorada y llevaba el tradicional rishi o dibujo de plumas. El aspecto del féretro sugería que había sido recortado, y además faltaba la parte inferior de la peluca que también había sufrido un recorte, pese a lo cual, se apreciaba su similitud con la de los vasos canopes, en un estilo de peluca propio del periodo de Amarna. Por otro lado, el texto del ataúd contenía unos epítetos que parecían estar dirigidos originalmente a una mujer puesto que tenían la terminación femenina.Destaca el hecho de que no apareció ningún sarcófago en el habitáculo, lo cual no era nada usual, puesto que los enterramientos siempre se hacían colocando el féretro dentro de uno de piedra o granito para preservarlo totalmente del exterior. En el caso de la KV 55 no había el menor rastro del sarcófago, ni siguiera entre los cascotes o restos diseminados por el suelo, que pudiera hacer pensar que en existió en su día pero había sido destruido con posterioridad.En cuanto a la momia, había sufrido un importante deterioro por las condiciones en las que se mantuvo durante siglos y las inundaciones periódicas a las que hemos hecho anteriormente alusión. Pese a ello, conservaba todas sus vendas intactas, incluidas las vendas de oro en las que, de nuevo, cuidadosamente se había suprimido el nombre, y que posteriormente fueron robadas en el museo de El Cairo. Sobre ella había colocado un bello pectoral con forma de buitre, uno de los símbolos de la realeza, que desapareció y posteriormente fue encontrado en un anticuario de El Cairo, porque seguramente fue vendido para financiar parte de los gastos de la excavación. Además, portaba varios brazaletes, láminas sin inscripciones, colgantes y flores de loto todos ellos hechos de oro y algunas cuentas de collar. El cuerpo se hallaba en muy mal estado, y Davis actuó con una enorme falta de cuido y rigor, tal y como relata el mismo, explicando como el pelo se soltaba de la cabeza al tirar de él, o como se cayó un diente al polvo en cuanto lo tocó. Además de esto, destaca el hecho de que la posición en que fue colocada la momia en el féretro es la correspondiente a un entierro real femenino propio de la XVIII dinastía, con el brazo derecho a lo largo del cuerpo, mientras que el brazo izquierdo permanecía doblado sobre el pecho. Desde un principio Davis estuvo seguro de encontrarse ante la tumba de la reina Tiye, por lo que, pese a que la momia estaba seriamente dañada se apresuró a publicar como tal el descubrimiento, a pesar al escepticismo generalizado que dicha afirmación despertó entre el mundo científico, escepticismo que pareció convertirse en una certeza cuando el patólogo que examinó la momia afirmó que se encontraban ante los restos de un hombre joven. Con esto también parecían acallarse las teorías que comenzaban a apuntar que podía tratarse de la momia del faraón hereje Akhenatón, desaparecida desde la antigüedad y de la que no se encontró el menor rastro en su tumba original en Aketatón, la ciudad levantada por este faraón en honor del dios único Atón, en la actual Tell el Amarna. La momia sufrió un deterioro aún mayor durante la autopsia, de manera que hasta nuestros días no ha llegado ningún resto de la piel, sino simplemente el cráneo y algunos huesos sueltos, no la totalidad del esqueleto.


EL RESTO DE OBJETOS ENCONTRADOS EN LA TUMBA

Los objetos encontrados en la tumba eran muy escasos y de diversas procedencias, aunque tenían en común pertenecer a miembros de la familia real amarniense. En primer lugar, aparecieron varios sellos de barro rotos con el nombre de Tutankhamón lo cual dejaba constancia de que la tumba fue sellada durante el reinado de este faraón. Los cuatro ladrillos mágicos, introducidos en las tumbas como parte del ritual del enterramiento, y que se distribuyen en función de los cuatro puntos cardinales, pertenecían al rey Akhenatón, mientras que los vasos canopes, hallados en la pequeña cámara excavada en la pared oeste, que representan el rostro de una mujer con una peluca típica del período de Amarna muy similar a la del féretro, eran casi con toda seguridad propiedad- aunque aparecieron con el nombre borrado era todavía fácilmente identificable- de Kiya, una esposa de Akenhatón y posiblemente la madre de Tutankhamón de la que no se tienen muchos datos.
Además se les había añadido el ureus, la cobra símbolo de los faraones en la frente, aunque aparecieron sin ella. Igualmente fueron encontradas dos jarras, una con el nombre de Amenhotep III, padre de Akhenatón, y otra en la que podía leerse el nombre del faraón junto al de su esposa Tiye. Por último, además de otra serie de objetos menores tales como vasos, cajas, algunos cosméticos, todos ellos con los nombres de Amenhotep III y su esposa, se encontraron los paneles de la capilla de la reina Tiye, en los que la reina aparecía representada en una ceremonia ritual junto a otra persona que habría sido cuidadosamente eliminada, aunque el contexto en el que se desarrollaba la ceremonia, de carácter atoniano, dejaba pocas dudas de que se tratara de su hijo Akhenatón.Desgraciadamente, algunos objetos de la tumba 55 fueron tratados con muy poco cuidado y desaparecieron para siempre, quedándonos constancia de algunos de ellos a través de fotografías. Otros, simplemente se perdieron por el camino, y pese a que gradualmente se han ido recuperando parte de ellos, seguramente otros muchos permanecerán para siempre ocultos en colecciones privadas, y esto en un caso tan oscuro como éste, en el que sería imprescindible cualquier pista, por pequeña que fuera, ya que en ella podría estar escondida la clave que condujera al desciframiento de la identidad del ocupante de la KV 55 y de los motivos por los que se produjo tan atípico enterramiento.
LA DUDAS E INCÓGNITAS EN TORNO A LA TUMBA
Vistas las circunstancias en las que fue realizado el hallazgo, y la serie de irregularidades que en él concurren, tanto desde el punto de vista de la investigación arqueológica, como de las circunstancias que rodean en sí a la tumba, pronto comenzaron a surgir una serie de preguntas en torno a este descubrimiento, que hoy, casi un siglo después, siguen sin aclararse. Al hecho de que los objetos encontrados, incluida la momia y su ataúd sean difícilmente identificables y no sigan el patrón propio de enterramiento de la época, además de la aparente precipitación que muestra su ubicación, se une una pésima investigación con parte de Davis y Ayrton, carentes de todo rigor científico, que lejos de crear claridad en torno a los hechos, los sumergieron todavía más en la penumbra, con una poco escrupulosa manipulación de los elementos encontrados en el hipogeo, y escasas descripciones sobre la ubicación de ellos que pudieran servir para resolver algunas incógnitas, llegando en sus relatos en muchas ocasiones a contradecirse.Así las cosas, actualmente se plantean varias dudas, como la identidad del cuerpo hallado en el interior de la KV 55. Davis estaba seguro de que era femenino, y más concretamente de la reina Tiye, pero esto era más un deseo propio que una realidad. Como ya hemos relatado, desde el primer examen del cuerpo, el patólogo confirmó que se trataba de un varón, lo cual descartaba automáticamente a la reina, o la esposa secundaria y posiblemente madre de Tutankhamón, Kiya. Sin embargo, el féretro estaba diseñado inicialmente para una mujer, aunque se le colocara el ureus y la posición del cuerpo corresponde a un enterramiento femenino. Todavía no se ha resuelto este rompecabezas. El siguiente candidato a ocupar el féretro pasó a ser Akhenatón, puesto que su tumba en Amarna apareció vacía y nunca se encontró su cuerpo, y también se barajó la hipótesis de que se tratara de Amenhotep III, su padre, puesto que tampoco se había localizado la momia de este faraón. Sin embargo, la autopsia parecía de nuevo contradecir estas conjetura, ya que los restos parecían pertenecer a un hombre joven, menor de treinta años, y se sabe que Amenhotep III fue un hombre muy longevo, y que Akhenatón reinó durante 17 años, siendo padre nada más subir al trono, con lo cual, de nuevo dos candidatos parecían ser descartados. En ese momento comenzó a pensarse en Smenkhare, el misterioso sucesor de Akhenatón, que subió al trono inmediatamente después de la muerte de éste tras casarse con su hija Meritatón, y que tras un breve espacio de dos años como faraón, desapareció de la historia de manera repentina sin que se tenga constancia de que fue de él. En la actualidad, la mayor parte de los investigadores creen que el cuerpo enterrado en la KV 55 perteneció a Akhenatón, debido en parte a que las conclusiones en los análisis que pudieron hacerse de los restos han dado resultados muy contradictorios sin poder llegar incluso a afirmar que se tratara de un cuerpo masculino, y en parte también porque poseen una increíble similitud con los restos del faraón Tutankhamón, de manera que todos los indicios conducen a que ambos cuerpos están íntimamente relacionados con lazos de sangre, como podrían estarlo un padre con un hijo, o un hermano con otro. La solución podría llegar si las autoridades egipcias por fin permitieran a los investigadores un análisis de ADN a las momias de Tutankhamón, Tiye y Amenhotep III para hacer las comparativas pertinentes.
Otro misterio en torno a la tumba es por qué se eligió como emplazamiento final de un cuerpo real, en qué circunstancias se llevó a cabo el entierro, cuándo y por qué, y a qué se debió su posterior apertura y sellado oficial. Ante esto, de nuevo nos encontramos con varias teorías al respecto. Durante el reinado de Ramsés IX se eligió para excavar su hipogeo un emplazamiento situado justo sobre la KV 55. Los obreros que llevaron a cabo la excavación, en un momento dado perforaron el techo de la tumba, de manera que descubrieron un enterramiento a todas luces llevado a cabo en el mayor de los secretos, y quizá lo que encontraron allí les horrorizó, puesto que es muy posible que se encontraran ante el enterramiento común de la reina Tiye y su hijo, el odiado tirano Akhenatón, faraón hereje del cual durante el periodo ramsémida se intentó borrar toda huella. Podemos suponer que de ser así, se considerara casi sacrílego la permanencia de madre junto a su hereje hijo, y que se procediera a sacar el féretro de la reina de allí junto a sus pertenencias, labor que resultó imposible con la capilla sepulcral, que una vez desmontada, apareció apoyada en una de las paredes, y abandonada una de sus hojas en el pasillo señal quizá de que se desistió el la labor de traslado ante la imposibilidad de desplazarla por el corredor. Tras ello, se rellenó de cascotes procedentes de la excavación de Ramsés IX el pasillo y volvió a sellarse de forma oficial, no sin antes borrar toda referencia al nombre del faraón y arrancarle parte de la máscara, el peor castigo que podía inflingirse a un muerto según la religión egipcia, ya que no solo se le privaba del aire o la luz, sino que, eliminando su identidad, se le condenaba a vagar en la otra vida. Esta teoría la confirmaría el hecho de que no parece ser que se produjera un saqueo y posterior sellado, ya que objetos de valor como el pectoral con forma de buitre, o parte de la máscara de oro de la tapa del ataúd permanecieron en su lugar.Pero, ante esto surge una pregunta, y es por qué se llevó a cabo ese enterramiento, quién lo ordenó y en qué circunstancias se produjo. De nuevo, las pistas nos conducen a un faraón de la dinastía amarniense: Tutankhamón. Es muy posible, que durante su reinado, una vez abandona Aketatón, la ciudad que mandó construir al dios único su hereje padre, y abrazada de nuevo la religión oficial que imperó durante siglos en Egipto, y restaurada la capitalidad del país en Tebas, éste decidiera trasladar al Valle de los Reyes, lugar de enterramiento de todos los faraones de la dinastía, los restos de Akhenatón y los de su abuela Tiye, y que para este fin se escogiera una tumba abandonada por problemas de filtraciones de agua, con el propósito de llevar a cabo el enterramiento lo más rápido posible, como si con ello se ocultara para siempre el último capítulo de lo que debió ser un difícil episodio de la historia del país del Nilo. Se escogieron una serie de objetos para introducirlos en el hipogeo, entre ellos los vasos canopes de la propia madre de Tutankhamón, y siguiendo el ritual tradicional, como demuestran objetos tales como los ladrillos mágicos, se procedió al sellado de la tumba, donde habrían de descansar tanto el padre como la abuela del niño rey. Esto sin embargo no aclararía la propiedad del féretro, quizá de Nefertiti o de la propia Kiya ya que es muy similar a los vasos y el por qué de su manipulación para ser reutilizado, y tampoco si el recorte de los cartuchos con el nombre se produjo con posterioridad o en ese momento con el fin de preservar el anonimato del cuerpo en un intento de protegerlo de posteriores ataques.
La KV 55 sigue abierta, como si hubiera sido un descubrimiento de ayer mismo, rodeada de incógnitas, de preguntas sin respuesta, y de teorías variadas. Todo en ella está rodeado de un halo de misterio, que nos impulsa a pensar que algo muy fuera de lo común sucedió en torno a ella. Nos encontramos ante una tumba que nunca fue utilizada para el fin con el que se excavó, ante una tumba que más parece un escondrijo que el enterramiento de un personaje de alto peso en la corte real, ante una tumba cuyo ocupante permanece en el más profundo anonimato tal y como se buscó y consiguió en su propia época, atacado en su memoria con una brutal violencia, ante una tumba descubierta y excavada entre un cúmulo de despropósitos que aún han cernido más sobre ella el misterio y la oscuridad.Es muy posible que estudios posteriores, tales como los de los restos humanos encontrados en ella, o el de algunos objetos desaparecidos que puedan volver a manos de los científicos, consigan aclarar algunas dudas en torno a este hipogeo, y que por fin, con toda certeza y no basándonos en hipótesis, podamos afirmar que nos encontramos ante la momia de Akhenatón, uno de los faraones más singulares de la historia de Egipto, visionario para unos, tirano para otros, y que se confirme su paternidad respecto a Tutankhamón. Seguramente a partir de ello, sea más fácil alcanzar cualquier otra conclusión. Es cuestión de tiempo, ciencia y estudio.

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