Diodoro de Sicilia, quien escribiera su Historia Universal hacia el año 50 a.C. y que basara su información en el libro perdido del historiador griego del siglo V a.C. Recateo, puede haber proporcionado un indicio acerca del enigma principal de Stonehenge: su propósito. Cuando se refiere a los hiperbóreos, el pueblo que habitaba una isla en el norte de Europa "más allá del punto donde sopla el viento norte", Diodoro dice que ellos poseían "un magnífico recinto sagrado" y un "templo notable", dedicado al dios del sol, Apolo, que poseía forma esférica. El dios luna visitaba la isla cada diecinueve años, "el período en que se produce el regreso de las estrellas al mismo lugar". Se cree que por "esférico" Diodoro habría querido significar no la forma del templo sino su propósito, que era el de estudiar los cursos de los cuerpos celestes. La afirmación de Diodoro puede ser significativa si, como parece seguro, él describía Stonehenge, el más famoso monumento pétreo de Europa.
La fuente de Díodoro, Recateo, había derivado su información de viajeros griegos que, en nuestra opinión, dejaron su marca en Stonehenge tallando símbolos de dagas y hachas micénicas en la piedra. Esos antiguos visitantes creían que las grandes piedras habían sido erigidas para que sirvieran como observatorio astronómico, conclusión a la que llegaron algunos astrónomos modernos.
Esa es una de las razones por las que Stonehenge resulta tan fascinante y frustrarte. Sus enormes piedras plantean problemas que pueden estar más allá de toda solución. ¿Quién las transportó y las erigió en la planicie de Salisbury, en el sur de Inglaterra? ¿Cómo, cuándo, y sobre todo, por qué?
Stonehenge es mucho más antiguo de lo que se pensaba. Se trata de una estructura compuesta, formada en varios siglos. Los antiguos druidas han sido eliminados como creadores de este templo, que pudieron haber usado. Su culto surgió 1.000 años después de que se completara Stonehenge.
Esa es una de las razones por las que Stonehenge resulta tan fascinante y frustrarte. Sus enormes piedras plantean problemas que pueden estar más allá de toda solución. ¿Quién las transportó y las erigió en la planicie de Salisbury, en el sur de Inglaterra? ¿Cómo, cuándo, y sobre todo, por qué?
Stonehenge es mucho más antiguo de lo que se pensaba. Se trata de una estructura compuesta, formada en varios siglos. Los antiguos druidas han sido eliminados como creadores de este templo, que pudieron haber usado. Su culto surgió 1.000 años después de que se completara Stonehenge.
La verdadera investigación arqueológica de Stonehenge se inició en 1919. Su edad se determinó mediante la comparación de fragmentos de cerámicas encontrados en el sitio con cerámica similar de data conocida y hallada en otras partes. Se calculó que era de alrededor de 1400 a.C. Esa fecha aproximada pareció confirmarse en 1953 por el descubrimiento casual de grabados, en las piedras verticales, de dagas y hachas de tipo micénico. Esto sugirió que el monumento había sido diseñado por arquitectos griegos. Luego los arqueólogos adquirieron una herramienta nueva: la determinación de la antigüedad mediante carbono 14. Con ese método es posible deterrnínar la razón de la mengua radiactiva de la materia orgánica y calcular el tiempo transcurrido desde que la muestra vivía o crecía. De todos modos, subsistía cierta incertidumbre debido a la posible contaminación de la muestra y a las variaciones de la intensidad de la radiación cósmica que llegara a la tierra.
El descubrimiento en 1967, derivado del examen de árboles antiguos, de que la concentración de radiación cósmica en la atmósfera ha variado considerablemente en los últimos 6.000 años, ha conducido a la corrección de la data de muchas estructuras europeas en varios cientos de años. Mediante esta nueva técnica, las muestras de ceniza tomadas del "cementerio de cremación", de las profundidades de los Agujeros Aubrey en Stonehenge, han sido fechadas alrededor del año 2500 a.C., o unos 1.000 años antes de que algún micénico haya podido visitar la isla. Esa fecha indica el período en que se construyó la Fase I.
Para el observador casual, Stonehenge puede parecer una estructura, un círculo de grandes piedras horizontales, algunas de las cuales soportan macizos dinteles pétreos. Ahora algunas piedras se inclinan con respecto a la perpendicular, otras se han caído o yacen serní sepultadas en el suelo. Toda la estructura está rodeada por un foso y se accede a ella a través de un terraplén. Cientos de túmulos, tumbas antiguas, demuestran que el área estuvo una vez densamente poblada.
Su gente proveyó los millones de horas-hombre necesarias para transportar, labrar y erigir las 112 piedras grandes y muchas otras más pequeñas. ¿Por qué esos activos cazadores y agricultores dedicaron su tiempo y energía a lo que puede parecer una tarea improductiva? Para ellos era de la mayor importancia, tan vital que a medida que transcurría el tiempo hacían agregados y mejoraban la estructura. La excavación estratigráfica ha revelado las diversas etapas de construcción.
Para el observador casual, Stonehenge puede parecer una estructura, un círculo de grandes piedras horizontales, algunas de las cuales soportan macizos dinteles pétreos. Ahora algunas piedras se inclinan con respecto a la perpendicular, otras se han caído o yacen serní sepultadas en el suelo. Toda la estructura está rodeada por un foso y se accede a ella a través de un terraplén. Cientos de túmulos, tumbas antiguas, demuestran que el área estuvo una vez densamente poblada.
Su gente proveyó los millones de horas-hombre necesarias para transportar, labrar y erigir las 112 piedras grandes y muchas otras más pequeñas. ¿Por qué esos activos cazadores y agricultores dedicaron su tiempo y energía a lo que puede parecer una tarea improductiva? Para ellos era de la mayor importancia, tan vital que a medida que transcurría el tiempo hacían agregados y mejoraban la estructura. La excavación estratigráfica ha revelado las diversas etapas de construcción.
La Fase I está representada por el declive de tierra y el foso que rodea el perímetro y los cincuenta y seis Agujeros Aubrey, las cavidades de 76 a 177 centímetros de ancho que están en un círculo exacto de 88 metros de diámetro. El descubrimiento de huesos quemados y ceniza dentro de estas cavidades sugirió que se las había utilizado como cementerio de cremación. Llevan el nombre de John Aubrey, el anticuario del siglo XVI que las descubrió. Son una de las más intrigantes y controvertidas características de Stonehenge. Un investigador reciente ha sugerido que proporcionan una "computadora digital" para la predicción de eclipses. La Fase I incluyó también la Piedra Estación y la Piedra Talón. Vista desde el centro del círculo, la Piedra Talón se alinea con la salida del sol el día de San Juan, el 26 de junio.
Cualquiera que haya sido el propósito de los arquitectos originales, sus sucesores mejoraron el diseño. Ellos emprendieron la hercúlea tarea de transportar ochenta y dos Piedras Azules de las montañas Prescelly en Pembrokeshire, Gales del Sur, a 320 kilómetros de Stonehenge. Pesaban cuatro toneladas cada una. Se supone que fueron llevadas parte del camino por agua, en nave y balsa, desde el sitio de Milford Haven en la costa galesa, hasta el canal de Bristol y a través del río Severn. De allí pueden haber sido transportadas por el río Avon hasta las fuentes de este, y desde ahí, a través de 9,6 kilómetros de territorio, hasta el río Wylye. Eran llevadas sobre sus aguas hasta la confluencia con otro río de nombre Avon, en el pueblo de Amesbury. Eso dejaba un trayecto por tierra de 3,2 kilómetros hasta Stonehenge. La posibilidad de esa ruta fue probada en julio de 1954 por el Servicio de Televisión de la B.B.C. Sólidos bloques de hormigón que pesaban aproximadamente cuatro toneladas fueron transportados sobre balsas y a través del territorio sobre narrias y rodillos de madera, con jóvenes que tiraban de cuerdas. La prueba estableció que habrían sido necesarios dieciséis hombres por tonelada de peso, y se habrían requerido 110 hombres para arrastrar la piedra más grande, la llamada Piedra del Altar.
Las ochenta y dos Piedras Azules, así llamadas por su color levemente azulado,
fueron erigidas en dos círculos concéntricos, orientadas según la salida y la puesta del sol en el solsticio de verano e invierno respectivamente, y dentro del círculo de Agujeros Aubrey. Al mismo tiempo, hacia el 2000 a.C., se desmantelaron las dos Piedras Estación y se construyó el terraplén. A las generaciones siguientes no les satisfizo ese diseño.
La Fase III de la operación puede haberse iniciado hacia 1750 a.C. Ocupó muchos años, en los que se realizaron otros cambios menores. Se desmanteló el círculo de Piedras Azules y se instaló un círculo de Piedras Areniscas con dinteles colgantes en forma de herradura, con cinco trilitos independientes (compuestos por dos piedras verticales y un dintel) en el centro. Posteriormente se cambió de lugar a las Piedras Azules, de modo que formaran un círculo con las Areniscas.
El transporte de esas treinta Areniscas, cada una de las cuales pesa cincuenta toneladas, fue otra hazaña sorprendente. Fueron llevadas desde Marlborough Downs, que está entre 30 y 39 kilómetros al norte de Stonehenge. Fueron cortadas de los bloques principales y se las moldeó bastamente, tal vez separando grandes secciones sobre la línea de las hendeduras naturales, con la ayuda de cuñas de madera. Cuando esas cuñas estaban impregnadas de agua se hinchaban y partían las piedras en dos. El transporte de una sola piedra, en opinión del profesor R.J.C. Atkinson (Stonehenge, Hamish Hamilton, 1956), habría requerido una fuerza laboral de 1.500 hombres y habría insumido siete semanas. Para completar la obra esos hombres deben haber trabajado continuamente durante cinco años y medio.
Antes de su ubicación, las Piedras Azules y las Areniscas fueron labradas y modeladas mediante pesados mazos de piedra y bruñidores. Un albañil profesional que visitó Stonehenge en 1923 estimó que el proceso de pulido habría removido cien centímetros cúbicos en una hora. Tomando un espesor promedio de 33 centímetros cúbicos en cada piedra, el volumen de piedra removido habría sumado 48.900.000 centímetros cúbicos. La tarea de modelar las Areniscas solamente, habría precisado una fuerza de cincuenta albañiles modernos que trabajaran diez horas por día, siete días por semana, durante dos años y medio. El bruñido final y el corte de muescas para transportar los dinteles habrían insumido aun más tiempo.
¿Cómo se colocaban las piedras en sentido vertical y se elevaban los dinteles? Un experimentado ingeniero, E.H. Stone (Stones of Stonehenge, 1924) estudió los problemas con el uso de modelos. Sus argumentos no han sido seriamente cuestionados.
Primero el diseñador alineó el eje de la estructura prevista sobre el punto de la salida del sol del 24 de junio. Lo logró hallando el centro del círculo. Para ello hizo girar una línea de medir desde un centro supuesto, que fue desplazando hasta que su circunferencia coincidiera con el círculo de los Agujeros Aubrey. Ese habría sido un fácil método de prueba y error. Pudo haber empleado métodos más sofisticados, como el uso de una plomada.
Una vez determinada la circunferencia, se hicieron marcas para ubicar los agujeros a espacios de 3,2 metros alrededor del círculo. La profundidad de los agujeros debía variar para que la parte superior de las piedras verticales estuvieran niveladas. Stone supuso que las Areniscas eran ubicadas haciéndolas rodar y aplicándoles fuerza de palanca, para que un extremo cayera dentro del agujero. La etapa final pudo haber sido lograda izando la piedra mediante fuerza bruta. G tal vez los constructores emplearon una plataforma de madera con la que la piedra podía ser elevada hasta el agujero. Una vez que la piedra estaba en posición, el espacio entre ella y los lados del agujero eran llenados con fragmentos de piedra y yeso apisonado.
Los dinteles de piedra pueden haber sido elevados hasta el nivel de la parte superior de las Areniscas mediante rampas de tierra construidas contra cada piedra. Ese puede haber sido el método adoptado por los egipcios para elevar las piedras de las pirámides. También, los constructores pueden haber erigido rampas de madera o construido un armazón de madera, una estructura de capas alternadas de maderos paralelos colocados horizontalmente. Este método se usa en la actualidad para levantar objetos pesados cuando no se dispone de grúas. De ese modo, los dinteles habrían sido elevados mediante una palanca de madera mientras otro hombre colocaba una nueva pieza de madera debajo. Stone calculó que 1a fuerza requerida pudo haber sido ejercida por un equipo de siete hombres.
Parece posible que este fuera el método empleado, para evitar la construcción de muchos declives de tierra separados. No se han hallado señales en la tierra que sugiera el empleo de rampas de madera. Los arqueólogos no pueden definir con precisión la identidad de los pueblos que crearon Stonehenge en sus distintas fases, porque la revolución en las técnicas para determinar la antigüedad mediante el empleo de carbono 14 ha reducido el estudio de la prehistoria a un estado de caos. Sólo se puede suponer que las antiguas generalidades son aplicables.
Sobre esa base, los constructores de Stonehenge fueron pueblas de la cultura Windmíll Hill, que quizá llegaran a Gran Bretaña ya en el año 2500 a.C. Se los conoce por sus característicos sepelios colectivos en largos túmulos que variaban de 30 a 90 metros de extensión. Eran agricultores y ganaderos.
Ellos fueron sucedidos o suplantados por el Pueblo Alfarero de la Era de Hierro, así llamado por su cerámica característica. Pueden haber procedido de Europa Central. Erigían tumbas de cámara en túmulos redondos, para la inhumación individual. Los contenidos de sus tumbas demuestran respeto por la riqueza y la posición, y sugieren que estaban gobernados por una aristocracia guerrera. Ellos rediseñaron y crearon Stonehenge II.
Ellos fueron sucedidos o suplantados por el Pueblo Alfarero de la Era de Hierro, así llamado por su cerámica característica. Pueden haber procedido de Europa Central. Erigían tumbas de cámara en túmulos redondos, para la inhumación individual. Los contenidos de sus tumbas demuestran respeto por la riqueza y la posición, y sugieren que estaban gobernados por una aristocracia guerrera. Ellos rediseñaron y crearon Stonehenge II.
Se cree que Stonehenge III fue la obra de gente de la cultura Wessex. Pueden haber derivado de la fusión de pueblos indígenas. Poseían herramientas y armas de bronce y construían tumbas elaboradas. Una vez se pensó que el hallazgo de cuentas de loza fina los vinculaba con los mediterráneos orientales, hasta que el análisis demostró un alto contenido de lata, lo que indica manufactura local. Fue esa lata de Cornualles lo que llevó a fenicios y griegos a Britania cuando Stonehenge ya había sido completado. Stonehenge, en todas sus fases, fue el producto de los británicos. ¿Crearon ellos sus círculos y marcadores de piedra para predecir el ciclo de las estaciones?
En general se acepta que el eje de Stonehenge está alineado con el punto de la salida del sol del 24 de junio, porque visto desde el centro del círculo, el sol sale sobre la Piedra Talón el 24 de junio. No sabemos si los diseñadores aceptaban la salida del astro como el momento del primer destello de sol o la aparición del sol completo. La duda en cuanto a sus intenciones impidió que el astrónomo sir Norman Lockyer calculara, en 1901, el año preciso del origen de Stonehenge. En 1963, C.A. Newman descubrió ciertas alineaciones significativas que no parecían ser coincidentes.
El profesor Gerald Hawkins, un astrónomo norteamericano, también visitó Stonehenge ese año. Él publicó sus conclusiones en .Nature (26 de octubre de 1963 y 27 de junio de 1964) y en su libro Stonehenge Decoded (Fontana, 1970). Afirmó haber hallado una serie de alineamientos de significación astronómica, a partir de los cuales una computadora calculó las posiciones del sol, la luna y las estrellas. De esos resultados, Hawkins concluyó que: "El monumento podría ciertamente formar un calendario confiable para predecir las estaciones. También señalaría el período de peligro de un eclipse de sol y luna".
Hawkins aceptó que pos eclipses lunares podrían haber sido predichos mediante el uso de los cincuenta y seis Agujeros Aubrey que forman un círculo. El antiguo astrónomo pudo haber logrado esto insertando una piedra en un agujero y cambiándola de un agujero a otro cada año en la dirección de las agujas del reloj, de conformidad con los movimientos erráticos de la luna, que sale y se pone en diferentes lugares del horizonte y vuelve a su posición original casi exactamente cada cincuenta y seis años.
Entonces, ¿qué quiso decir Diodoro cuando afirmó que el dios luna volvía cada diecinueve años? , se preguntó Hawkins. ¿Es que la luna hacía algo especial en Stonehenge cada diecinueve años? ¿Cuándo era más espectacular la luna eclipsada? La respuesta parecía ser cuando estaba sobre la Piedra Talón, o en la entrada al Gran Trilito. Para los hombres primitivos los eclipses lunares eran un inquietante fenómeno.
El libro de Van den Bergh Eclipses in the Second Millennium B.C. (1954) indicó dónde se habían producido los eclipses lunares y que un eclipse de luna o de sol siempre ocurría cuando la luna de invierno, que es la luna llena más próxima al solsticio de invierno, se elevaba sobre la Piedra Talón. Algunos de esos eclipses habrían sido visibles en Stonehenge.
El intervalo entre las noches de la salida de la luna en invierno sobre el eje de Stonehenge se producía aproximadamente cada diecinueve años, o en un ciclo de 18,6 años. Los sacerdotes, para poder seguir el curso de la luna y predecir un eclipse habían utilizado un simple intervalo de diecinueve años. Pero de ajustarse rígidamente a ese ciclo, habrían caído en el error irreparable. "El tiempo más breve que hubiese mantenido su exactitud por muchos años habría sido la medida del intervalo triple, 19 + 19 + 18, o un total de 56 años, el número de los Agujeros Aubrey. El gráfico del profesor Hawkins demostró que el fenómeno de la luna de Stonehenge se reiteraba cada cincuenta y seis años con buena uniformidad. Así, Diodoro había sido correctamente informado de que Stonehenge se había, construido como observatorio astronómico.
Hawkins admitió que no podía probar más allá de toda duda que Stonehenge hubiese sido utilizado como observatorio astronómico, pero "sería extraño, en verdad, que Stonehenge no tuviese connotaciones astronómicas". Sus descubrimientos fueron acogidos con actitudes divergentes. El profesor Atkinson, al criticar su libro en Antiquity (40) bajo el título "Moonshíne in Stonehenge" y en Nature (210) en el artículo "Decoder Misled", los consideró "tendenciosos, arrogantes, poco rigurosos e inconvincentes". Otros críticos opinaron que era interesante lo que Hawkins decía, aunque algunos de sus hallazgos fueran improbables.
"Stonehenge no es sólo un observatorio astronómico, sino también un monumento construido geométricamente mediante el uso de elipses, espirales y círculos trazados sobre el suelo", concluye el profesor Alexander Thom. Él y sus colaboradores estudiaron el sitio en abril de 1974 (Journal of ths History of Astronorny, vol. 5, parte 2, pp. 71-90). El profesor Thom justamente es famoso por sus estudios de los observatorios lunares que existen a lo largo de la costa oeste de Escocia.
La dificultad para determinar el propósito de Stonehenge se debe en parte a la remoción y destrucción de ciertas piedras marcadoras, hecho posible durante el curso de los siglos. Como sugiere Díodoro, probablemente fue construido como templo dedicado al dios sol, desde el que se podían observar los movimientos de los cuerpos celestes.
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